Tenía 88 años y en febrero había padecido una neumonía bilateral.
El cardenal estadounidense Kevin Farrell confirmó esta mañana la muerte del Papa Francisco a los 88 años. El pontífice se encontraba en pleno proceso de recuperación, luego de haber sido internado en las últimas semanas por complicaciones respiratorias. Desde el Vaticano señalaron que sus últimos días estuvieron marcados por un notorio deterioro en su salud, con dos episodios recientes de insuficiencia respiratoria aguda que agravaron su estado general.
La Santa Sede informó que esas crisis fueron consecuencia de una fuerte acumulación de mucosidad endobronquial. El cuadro se había intensificado desde su ingreso hospitalario el 14 de febrero, cuando se le diagnosticó una neumonía bilateral. A partir de entonces, su estado fue empeorando debido a crisis respiratorias, insuficiencia renal y una infección polimicrobiana. Además, durante la internación recibió oxígeno suplementario y transfusiones de sangre por un cuadro anémico.
En el anuncio oficial, Farrell expresó: “Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de Su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino”.
El Papa Francisco había atravesado varios episodios de salud complejos a lo largo de su vida. Su primera internación fue en julio de 2021 debido a una diverticulitis. En esa ocasión, el cirujano Sergio Alfieri le extirpó 33 centímetros del intestino. En junio de 2023 volvió a ser intervenido quirúrgicamente.
Durante su última internación en febrero, los médicos describieron su estado como “crítico”, y mencionaron que tras una transfusión de glóbulos rojos se observó una mejora en los niveles de hemoglobina. Aun así, persistían indicios de insuficiencia renal leve, que había sido estabilizada.
Desde joven, Jorge Mario Bergoglio enfrentó problemas de salud: en 1957 se le extirpó parte de un pulmón debido a una grave infección, y a lo largo de su vida presentó dolencias como cálculos biliares, dolores crónicos de espalda, ciática y problemas cardíacos.
Más recientemente, una afección en la rodilla lo obligó a utilizar silla de ruedas. “No creo que pueda seguir con el mismo ritmo de viajes que antes… tengo que guardar un poco mis fuerzas”, había confesado el Papa Francisco en 2022.
En marzo de 2023 fue hospitalizado nuevamente por una bronquitis aguda y en junio de ese año se le realizó una cirugía abdominal para corregir una hernia. Su cirujano explicó que los tejidos cicatriciales estaban relacionados con operaciones anteriores.