La condena contra Teherán de la agencia de la ONU para la energía atómica fue un factor clave para la ofensiva.
Medio Oriente quedo otra vez al borde de una guerra a gran escala. En medio del conflicto en Gaza, el ataque “preventivo” lanzado en las últimas horas por Israel contra sitios nucleares iraníes puso al mundo en alerta.
Fueron ataques quirúrgicos contra centros atómicos neurálgicos y contra altos jefes militares como el comandante en jefe de la poderosísima Guardia Revolucionaria, el general Hossein Salamí.
¿Por qué se realizó el ataque?
El ataque no tomó por sorpresa a Irán. Hace días se venía hablando de la posibilidad de una nueva ofensiva israelí contra sitios nucleares iraníes, como ya había ocurrido dos veces en el último año, en abril y octubre de 2024.
Incluso, al menos en apariencia, el presidente estadounidense, Donald Trump, hizo este jueves un intento de detener la ofensiva. Horas antes le pidió a Israel no atacar a Irán para permitirle negociar con éxito un acuerdo con Teherán sobre su programa nuclear en las conversaciones en curso que quedarán seguramente anuladas. El miércoles había ordenado retirar a todo personal no esencial de las embajadas de Irak, Bahréin y Kuwait.
Pero fue el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), dependiente de Naciones Unidas, el que abrió las puertas a un ataque “preventivo”. En una resolución emitida este mismo jueves, su consejo de gobernadores condenó a Irán y lo acusó de incumplir sus obligaciones en el tema nuclear.
Se trató de un texto que puso contra las cuerdas a Teherán, a cuyo gobierno exigió respuestas “sin demoras” sobre una investigación abierta por el organismo sobre restos de uranio no declarados hallados en varios emplazamientos nucleares.
“Es muy rápido para sacar conclusiones. Sin dudas está anclado a un proceso interno. A Israel le vino bien esta advertencia que hizo la agencia de la ONU que fue capitalizada como una oportunidad para terminar de generar este orden que vemos en la región, con lo cual está empujando para obtener mayores márgenes de seguridad”, afirmó Said Chaya, coordinador del núcleo de Estudios de Medio Oriente de la Universidad Austral.
El nuevo ataque echó por tierra cualquier posibilidad de éxito, al menos en el corto plazo, de las negociaciones entre Irán y Estados unidos sobre el programa nuclear iraní. Ahora, se espera una represalia iraní contra Israel, aunque nadie puede asegurar que la operación israelí haya cesado. “Los ataques continuarán tantos días como sea necesario”, advirtió el primer ministro, Benjamin Netanyahu.
Teherán deberá decidir ahora qué tipo de contraataque lanzar. Si se trata solo de una ofensiva simbólica, contenida por el poderoso sistema defensivo israelí, como en las dos anteriores ocasiones, saldrá airoso en el orden interno para demostrar fortaleza puertas adentro sin desencadenar una guerra abierta. Pero si lanza un ataque misilístico coordinado y múltiple, el escenario será otro mucho más peligroso para una región inestable y violenta.
Israel no está solo. Tiene a Trump a su lado, aunque habrá que ver la reacción del jefe de la Casa Blanca después de que sus pedidos de detener el ataque no fueron escuchados.
“Este no fue un ataque que no vaya a tener represalias”, advirtió Teitelbaum.
