Hay fiesta en el cielo hoy el astro del fútbol estaría cumpliendo 64 años.
El destino quiso que naciera un domingo. Eran las 7.05 del 30 de octubre de 1960, cuando Diego Armando Maradona llegó al mundo en el Hospital Evita de Lanús. Este miércoles se cumplen 64 años de aquel momento histórico para el fútbol argento.
“Tengo un recuerdo feliz de la infancia, aunque si debo definir con una sola palabra a Villa Fiorito digo lucha. En Fiorito, si se podía comer se comía y si no, no”, aseguró el 10 en su autobiografía Yo soy el Diego de la gente (2000), que escribieron los periodistas Daniel Arcucci y Ernesto Cherquis Bialo.
Pelusa creció y se formó detrás de una pelota, ya sea una de cuero o, en otros casos, las que hacía con trapos, papel y hasta naranjas que “conseguía” en el barrio. Su vida era jugar al fútbol, por eso gastaba y rompía rápidamente las zapatillas que le compraban.
Fue a los 9 años cuando se abrió una puerta, una posibilidad de cumplir el sueño de ser futbolista. Su amigo Goyo Carrizo le contó que Argentinos Juniors probaba niños. Entonces, Dieguito lo esperó a Chitoro en la puerta de su casa y le rogó que lo llevara al predio de Malvinas Argentinas en La Paternal. El padre aceptó, ambos tomaron el colectivo 28 hasta Pompeya, en uno de los ingresos a Capital Federal: “Para mí cruzar el Puente Alsina era como hoy pasar el puente de Manhattan”. Ahí subieron a la línea 44 hasta Tronador y Bauness, donde fue el Día D.
Francis Cornejo, el formador de talentos del Bicho, lo observó durante la prueba y quedó perplejo.
El talento descomunal de Maradona, más los entrenamientos de Cornejo, convirtieron a un futbolista de clase premium. Rápidamente, se corrió el rumor de la presencia de un crack en las Inferiores de Argentinos. Los hinchas del club se deslumbraron al verlo en 1971, cuando se puso a hacer jueguitos en un entretiempo de Argentinos-Boca en la cancha de Vélez.
El camino estaba trazado, sólo había que recorrerlo: Diego debutó en Primera a los 15 años, el 20 de octubre de 1976, contra Talleres de Córdoba.
Tiempo después, dejaría Fiorito y se mudaría con su familia a una casa en la calle Argerich, en La Paternal. Para ese momento, su vida comenzaría a ser atravesada por una gran velocidad, que lo llevaría rumbo a la cima del fútbol mundial.