En el recurso presentado por el abogado de Máximo Thomsen, en donde pide que se le revoque a su defendido la condena a perpetua y se le otorgue la posibilidad de un nuevo juicio, se criticó la defensa de Hugo Tomei (ex letrado del joven) y se narró algunos hechos que corresponden a lo sucedido durante la madrugada del 18 de enero de 2020.
En el escrito, el abogado Francisco Oneto sostuvo que “Máximo omitió declarar que el que da la primera piña que derriba a Fernando Báez Sosa y lo pone fuera de combate es Enzo Comelli. Piña a la que D’alessandro (amigo de Báez Sosa) refiere que fue a traición”.
En su presentación, Oneto cuestionó la estrategia de Tomei, quien aún sigue siendo el abogado de varios integrantes del grupo: “Las circunstancias hicieron que la asistencia técnica brindada por la defensa no sea efectiva y sustancial”.
El abogado detalló: “La incompatibilidad de intereses entre los imputados impidió que cada uno cuente con la posibilidad de expresarse de forma tal de preservarse totalmente a sí mismo. Dicho en términos más latos, la defensa eficiente necesariamente debe ser egoísta y no solidaria como en este caso”.
Thomsen, según expresó su abogado, no pudo expresarse libremente respecto de los hechos y las circunstancias que ocasionaron el homicidio de Báez Sosa. Oneto sostuvo que Tomei buscó que ninguna declaración particular causara efectos negativos en la situación procesal de otros imputados.
Thomsen apuntó contra dos de sus amigos
A partir de allí, narró que su defendido se vio privado de afirmar que no protagonizó la pelea dentro del boliche y que el que empezó el disturbio fue Blas Cinalli. “Se omitió interrogar a los testigos Muñoz, Gómez, Ávila, D’alessandro y García en ese sentido. Tal omisión colocó el móvil homicida sobre Máximo, cuando en cambio debió estar sobre Cinalli”.
Luego dijo que no pudo pedir una pericia para determinar si algún golpe en concreto produjo el deceso. Ahí apuntó contra un golpe que produjo un moretón en el mentón de la víctima: “Compatible con el golpe que asesta al inicio Enzo Comelli”.
Los 8 rugbiers antes de la sentencia por el crimen de Fernando Báez Sosa. Después, se pararon para escuchar las condenas de pie.
“Él no estaba en condiciones de ejercer violencia letal porque cuando Gómez (uno de los empleados de seguridad de Le Brique) lo sacó del local de esparcimiento nocturno, lo ahorca hasta que cae desmayado y nadie interrogó a los custodios en ese sentido, ni mucho menos a los demás imputados, que, si bien se podrían haber negado a declarar también, pudieron haber aportado información útil corroboraba por medios de prueba independientes”, sostuvo Oneto.
Más tarde precisó que Thomsen no tiene recuerdos de ese acontecimiento y que lo que sabe es porque se lo contó Matías Benicelli. También indicó que no interrogaron a Lucas Pertossi, presuntamente el único testigo que vio el desmayo de Thomsen.
“Se le quitó la posibilidad de interrogar a Benicelli en ese sentido. De pedir pericia psicológica para determinar que pudo haber ocasionado la transitoria pérdida de memoria y en su caso los motivos por los cuales eso era así”, continuó.
Sobre por qué su defendido no relató todo lo mencionado durante el juicio, Oneto explicó: “Máximo omitió proferir estos dichos porque tenía el mismo defensor que sus consortes de causa, los cuales podían verse perjudicados por tales afirmaciones”.
Luego agregó: “Tomar por caso a Enzo Comelli, que al haber sido el que asestó el primer potente golpe en la mandíbula, y de determinarse que fue la causal del deceso, podría haber respondido en solitario como autor de homicidio doloso. Ahora bien, en torno a estos puntos, es importante analizarlos en su debido contexto”.
“Estas afirmaciones no se profirieron como una estrategia conjunta entre el imputado y el defensor sino como una imposición de la defensa para no perjudicar con esos dichos a sus otros asistidos, y acá se advierte una clara violación al derecho de defensa material del imputado”, remarcó Oneto.
En esta nueva presentación judicial, Oneto, además de pedir la nulidad del juicio, solicitó que se califique al hecho como un “homicidio en agresión”, el cual prevé una pena máxima de seis años de prisión. Es decir, que se le quite la condena a perpetua que ratificó la Cámara de Casación Penal.
“Traducido esto a términos más llanos, quiere decir que Máximo Pablo Thomsen, hoy de 24 años de edad, no volverá a poner un pie fuera de la cárcel durante el resto de su vida, y solo saldrá de la institución penitenciaria en un féretro cuando culmine su vida en este plano material”, completó Oneto. /TN