El Gobierno nacional anunció la suspensión por razones presupuestarias y ajustes en materia de defensa.
El Gobierno nacional decidió cancelar el tradicional desfile militar por el Día de la Independencia, previsto para el próximo 9 de julio en Buenos Aires. La medida se adoptó por motivos presupuestarios, según confirmaron fuentes oficiales y castrenses, y se enmarca en el ajuste fiscal que atraviesa la administración.
Replicar el despliegue realizado en 2024 —que incluyó 9.900 efectivos, 62 aeronaves y 79 vehículos de combate— hubiera implicado un costo superior a los $1.000 millones, una cifra incluso mayor a los 987 millones estimados al ajustar por inflación los gastos del año pasado. En 2024, el desfile demandó una inversión de más de 720 millones de pesos (unos 720.000 dólares al tipo de cambio oficial).
En esta oportunidad, el Ministerio de Defensa no emitió órdenes operativas para que el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea preparen el evento. Fuentes castrenses confirmaron que “no se comunicará su realización, ni se darán instrucciones para el alistamiento de las unidades”, dejando así en claro la suspensión oficial.
La decisión se conoció en un contexto de creciente malestar interno en las Fuerzas Armadas. Los militares reclaman mejoras salariales, equiparación con las fuerzas de seguridad y denuncian la crítica situación financiera de su obra social, IOSFA, que acumula una deuda estimada en 160.000 millones de pesos. Para varios sectores dentro de las fuerzas, la organización del desfile resultaba contradictoria frente a la crisis presupuestaria que afecta tanto a las tropas como a sus familias.
La suspensión también tiene antecedentes recientes. En 2018, durante el gobierno de Mauricio Macri, se canceló el desfile por falta de presupuesto, aunque se retomó al año siguiente. Durante la gestión de Alberto Fernández, no se realizaron desfiles por la pandemia y por razones económicas. En 2024, el gobierno de Javier Milei había reactivado la tradición con un evento que incluyó una puesta en escena de alto impacto, con el presidente y la vicepresidenta Victoria Villarruel saludando a bordo de un tanque, lo que marcó un fuerte simbolismo político.
El actual recorte fiscal, centrado en la cancelación del desfile, refleja un viraje simbólico: el Gobierno optó por priorizar el ajuste económico por sobre la exhibición de poder militar en la vía pública. En un escenario de tensión económica y demandas insatisfechas dentro de las fuerzas, la medida muestra la intención oficial de moderar los gastos en actividades protocolarias y enviar un mensaje de austeridad.
La suspensión del desfile del 9 de julio de 2025 expone así el impacto del ajuste presupuestario en el área de Defensa, en un contexto de reclamos internos y malestar institucional. Con este paso, el Gobierno cierra momentáneamente un ciclo de exhibiciones militares en fechas patrias, dejando en evidencia la tensión entre las restricciones fiscales y el peso simbólico de las celebraciones patrióticas.