Un niño de 10 años falleció de un disparo en la cabeza durante el lunes a la tarde. Investigan el caso.
Ayer el barrio 130 Viviendas, ubicado al noreste de la capital tucumana se tiño de sangre. Un niño de 10 años recibió un disparo en la cabeza que le provocó la muerte. Por el hecho, el fiscal Pedro Gallo, quien investiga el caso, ordenó la aprehensión de dos jóvenes.
Cerca de las 9, G.J.J. se encontraba jugando con un amigo en la vereda del barrio. De pronto, los vecinos escucharon el sonido de dos disparos. Cuando salieron a la calle para ver qué había ocurrido, descubrieron al pequeño tirado y con hilo de sangre recorriendo su cabeza.
El niño fue trasladado agonizando al hospital Avellaneda y de ahí fue llevado al de Niños, donde terminó falleciendo horas después.
Con la llegada de la Policía todo comenzó a aclararse. Los uniformados acordonaron el área y esperaron la llegada de los peritos. Dirigidos por el fiscal Pedro Gallo, personal de Homicidios al mando de los comisarios Susana Monteros, Juana Estequiño, Diego Bernachi y Miguel Carabajal, encontraron un indicio que fue clave. Observaron un rastro de pequeñas manchas de sangre que llevaba al interior del domicilio de Cassasola. Al ingresar confirmaron que el menor había sido herido en la cocina-comedor de la vivienda.
Minutos después los pesquisas establecieron que en el lugar, en el momento de los disparos, habría estado Matías “El Ojoroso” Barrionuevo (19) y un niño. Gallo ordenó la aprehensión de los dos mayores y medidas de protección para el pequeño. Cuando esté en condiciones, mediante una entrevista en Cámara Gessell contará todo lo que pudo ver.