La extensión de las instalaciones de bares, cafeterías y heladerías a la plaza se autorizó cuando estos locales reabrieron, con fuertes restricciones, en medio de la pandemia de coronavirus
Los notificaciones comenzaron a llegar el lunes a los locales gastronómicos que rodean la plaza Urquiza. Paulatinamente, las aceras exteriores del paseo que corren paralelas a las calles Santa Fe y 25 de Mayo, dejaron de ofrecer mesas y sillas a los parroquianos que desde 2020, se habían acostumbrado a instalarse en el concurrido paseo para despuntar esa costumbre bien tucumana de tomarse un café.
La extensión de las instalaciones de bares, cafeterías y heladerías a la plaza se autorizó cuando estos locales reabrieron, con fuertes restricciones, en medio de la pandemia de coronavirus.
En tiempos de distanciamiento social y la conveniencia de permanecer en espacios abiertos, resultó una buena medida que siguió vigente pasada la emergencia, por el atractivo que tenía, para muchos, disfrutar de ese servicio nada menos que en la plaza Urquiza.
Algunos exponían la comodidad que les significaba compartir un café al aire fresco, cocluir la actividad deportiva en la plaza con una recarga de energías en forma de merienda y hasta pasear al perro mientras se disfruta de un licuado, destacando que la sensación no es la misma que la que se tiene dentro de una cafetería o bajo una zona techada en la vereda.
Pero el encanto no era unánime, a juzgar por la decisión impuesta por el municipio capitalino, que según quienes recibieron la orden de retirar el mobiliario del paseo, se debió a las insistentes quejas de quienes consideraban aquello como una invasión que hacía que se perdiera el fin original de la plaza.
La medida como era de esperarse, encontró detractores no sólo entre algunos clientes de los locales alcanzados, sino sobre todo entre los comerciantes y sus empleados, quienes temen que ls ventas, ya de por sí deprimidas en enero, se resientan aún más.
Entre ellos fue que se instaló la idea de que la medida se debe a que no fueron pocos los vecinos de la zona que expusieron su malestar ante el avance de los bares, porque les quitó espacio para la práctica deportiva y para el hábito diarios de ofrecerles un patio a las mascotas con las que conviven en los departamentos de la zona.
Para algunos de los responsables de los negocios alcanzados por la orden de retiro del mobiliario, la medida fue impulsada por los mismos que hace poco, exigieron que se erradique a los feriantes que suelen instalarse en la plaza Urquiza, tanto que anticiparon que ejercerán las mismas medidas de resistencia.
Una de las encargadas de los locales de gastronomía anticipó que los propietarios de estos negocios están organizándose para hacer una presentación conjunta ante las autoridades municipales para que se revierta una decisión que, entienden, los perjudica sobre todo en lo económico, ya que deberán reducir no sólo mobiliario, sino también el personal que sumaron para cubrir la atención.
Por ahora, según se puede constatar recorriendo los espacios públicos en los que se había permitido la extensión de la superficie de los locales gastronómicos, el único que fue alcanzado por la orden municipal es la plaza de barrio Norte, ya que en los otros la actividad sigue desarrollándose como se estila desde los tiempos de pandemia.