Cada 7 de noviembre se celebra en Argentina el Día del Canillita, una fecha en homenaje a los repartidores y vendedores de diarios y revistas.
La efeméride tiene su origen en el dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez, autor de la obra “Canillita”, que presentaba a un joven de origen humilde que vendía diarios por las calles. Desde 1947, el aniversario de su fallecimiento fue instaurado para rendir tributo a estos trabajadores.
El término “canillita” se popularizó a fines del siglo XIX, cuando el diario La República de Buenos Aires decidió emplear a jóvenes para vender periódicos en las esquinas, una práctica que resultaba económica y rápida para hacer llegar las noticias a los lectores. El apodo, que proviene del lunfardo para describir las pantorrillas delgadas, reflejaba la figura del joven con “canillas” a la vista debido a su pantalón corto. Florencio Sánchez, quien además fue periodista, dejó un legado cultural que ayudó a inmortalizar el oficio. La conmemoración resalta el valor de estos trabajadores en la historia de los medios y la sociedad argentina.
Juan Galván, es el “diarero” de la calle Laprida, a metros de Plaza Independencia. Contó a LV12 que gracias al oficio pudo educar a sus tres hijas. “Quedamos pocos canillitas porque de Buenos Aires no mandan casi revistas. Es un problema bastante grande porque dicen que nos quieren hacer desaparecer como canillitas para dejarlas en los supermercados”, expresa con preocupación.
“Aquí tengo clientes que vienen siempre, en especial la gente mayor, porque los jóvenes ya no leen como antes”, reflexiona.
A lo largo de los años, este pequeño kiosco no solo ha sido su fuente de ingresos, sino también un lugar de encuentro. Juan confiesa que su mayor tesoro son las amistades que ha hecho en el puesto: “He conocido gente de todos los niveles sociales, y muchos de ellos me dieron consejos para que pudiera hacer estudiar a mis hijas”, cuenta emocionado y orgulloso.