La industria textil enfrenta serias dificultades por el aumento de costos, más cargas tributarias en los tres niveles de gobierno y caída de ventas. Qué medidas pide el sector
La industria textil e indumentaria atraviesa una situación compleja en medio del aumento de costos de producción y tributarios y la apertura de importaciones.
A su vez, la caída del poder adquisitivo de la población hace que cada vez sea más difícil para los consumidores acceder a las prendas de vestir, a pesar de que el rubro incrementó sus precios por debajo de la inflación.
Según datos de la Fundación ProTejer, en Argentina existe una amplitud de precios enorme: prendas similares pueden valer hasta 13 veces más dependiendo del canal de comercialización. Los costos de alquiler, logísticos, de intermediarios, gastos de publicidad y marketing y tributarios, explican, hacen la diferencia.
Si analizamos el precio de la ropa que se vende en un shopping, a pesar de la idea generalizada de que son los empresarios industriales los culpables del precio de la ropa, la industria textil e indumentaria, incluida su rentabilidad, sólo representa un 8,5% del precio final”, aseguraron desde ProTejer.
En tanto, los costos y rentabilidad de las marcas que desarrollan los diseños, el marketing y la publicidad, y los costos de logística y comercialización, representan 24,8% del precio facturado.
Fuera de la cadena de valor, hay otros costos que componen el precio de la indumentaria y que representan un porcentaje superior al que remunera a toda la actividad industrial.
La financiación de una tarjeta de crédito representa un costo que alcanza según ProTejer 12,2% del precio de venta de la ropa, mientras que el alquiler del local donde se comercializa el producto, explica otro 12,7%. A esto se le suman los principales impuestos nacionales, provinciales y municipales que representan 50,3% del precio de venta.
Es decir, el 75,2% del precio que abona el consumidor final por una remera, por ejemplo, en un shopping, se utiliza para el pago de impuestos, servicios financieros y alquileres.
Particularmente en el caso de los impuestos, el gobierno de Javier Milei no los redujo y flexibilizó las importaciones para promover la competencia, generando inquietud en la industria.
En este sentido, se eliminó la obligatoriedad de que muchos productos textiles o calzado y productos con medidas antidumping deban ingresar al país obligatoriamente por el canal rojo de la Aduana. Esto significa que dejará de exigirse la verificación física además de la documental.
Valores relativos
Por otro lado, el precio de la ropa en Argentina es alto si se compara con el poder adquisitivo, el cual se vio fuertemente afectado en los últimos meses por los aumentos de tarifas, transporte y alimentos, con salarios y jubilaciones que comenzaron el año perdiendo contra la inflación.
De hecho, con datos a febrero, la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte) anotó una caída cuatrimestral del 24%, siendo la mayor desde que se elabora el índice, según estimaciones de Salvador Vitelli.
Respecto a la inflación, Indumentaria no fue el rubro que más se incrementó en marzo, se ubicó incluso levemente por debajo del nivel general: las subas fueron del 10,9% y 11%, respectivamente.
“La ropa no sólo registra los menores aumentos en los últimos meses, sino que, considerando un período de tiempo más largo, 7 de los 12 rubros del Indice de Precios al Consumidor (IPC) se incrementaron más: alimentos y bebidas, equipamiento y mantenimiento de hogar, salud, transporte, recreación y cultura, restaurantes y hoteles y bienes y servicios varios. Incluso muchas de estas categorías incluyen -además de bienes- servicios con precios regulados (o subsidiados) que llevan el promedio hacia abajo”, precisaron desde ProTejer.
De acuerdo a estimaciones de la entidad, la inflación fue del 4.726% entre diciembre de 2016 y febrero de 2024, mientras que los precios de las prendas de vestir se incrementaron un 4.436% (290 puntos porcentuales por debajo del nivel general). “Esta realidad muchas veces queda invisibilizada”, afirmaron.
En la misma línea, en la Ciudad de Buenos Aires, según la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), entre diciembre de 2022 y marzo de 2024, el nivel general de precios acumuló una suba de 369%, mientras que la indumentaria subió 249%. Eso representó un abaratamiento relativo de 26 por ciento.
“Esto se produce por dos fenómenos combinados: los faltante de insumos y la falta de capacidad productiva para abastecer el mercado interno produjo una presión fuerte sobre los precios durante el período post pandémico pero con las inversiones que se hicieron, a través de las ampliaciones productivas, se equilibraron en 2023 e incluso después tendieron a bajar incluso por debajo de la inflación debido a una etapa de menores ventas”, dijo Claudio Drescher, presidente de CIAI.