Es la que crearon investigadores de la Universidad de San Martín con el laboratorio Cassará y Sirve como refuerzo y tiene una tecnología diferente a las que el Estado aplica hoy en el país
“Nosotros demostramos que la vacuna Arvac aumentó la respuesta neutralizante contra las variantes de Covid que circulan hoy, independientemente de las dosis que te hayas dado -cero, uno o muchos refuerzos- e independientemente de si tuviste Covid una vez, varias veces o nunca. Tiene muy pocos efectos adversos, se puede adaptar a nuevas variantes en cuatro meses, es segura, usa la misma plataforma que la vacuna contra la hepatitis B -que reciben todos los bebés- y ya está disponible en las farmacias”. Juliana Cassataro es de enfrascar sus emociones, pero su voz la traiciona. Se le escapa que es un día especial, que por fin el bebé que empezó a gestar en marzo de 2020, camina solo. La científica del Conicet y de la UNSAM, creadora de la primera vacuna contra el SARS-CoV-2 hecha en Argentina, va cerrando una etapa.
Arranca otra, que en el contexto de desfinanciamiento a la ciencia local, tendrá sus ribetes. Ella lo sabe y por eso en la charla con Clarín sugiere algún “lamentablemente” y varios “ojalá”. Pero reencauza: está mandando el paper de la vacuna bivalente al prestigioso New England Journal of Medicine y este jueves hizo la presentación pública definitiva de la Arvac. Del encuentro participaron, con disertaciones, respetados médicos. Entre otros, Ángela Gentile, Pablo Bonvehi y Roberto Debbag.
Existen varias vacunas contra el Covid y uno podría preguntarse para qué otra más. Roberto Gómez lo explicó. Es director médico del laboratorio Pablo Cassará, precisamente el que produce la Arvac “Cecilia Grierson”, nombre de la vacuna en homenaje a la primera médica argentina. Habló de “un nuevo paradigma”, pero no porque esta nueva propuesta utilice la plataforma proteína recombinante, distinta del famoso ARN mensajero al que nos tienen acostumbrados los laboratorios estadounidenses.
Gómez en cambio se refirió a la forma de administración que, según opina, promete cambiar: “Hasta ahora era el Gobierno el que intentaba convencer a la población de que se aplique los refuerzos contra el Covid. Pero, si bien la (Comisión Nacional de Inmunizaciones) CoNaIn recomendó incorporar los refuerzos contra el SARS-CoV-2 en el calendario de vacunación obligatoria, se entiende que, eventualmente, esa obligatoriedad será para grupos específicos. El futuro de las vacunas contra el Covid posiblemente sea más parecido a lo que ocurre con las antigripales”.
Así, más allá de las campañas de vacunación públicas y al margen de si el Ministerio de Salud considera o no la recomendación de la CoNaIn (al cierre de estas líneas, todavía lo evaluaban), “en adelante posiblemente sea el médico el que le vaya indicando los refuerzos anuales a su paciente, que podrá ir a la farmacia y vacunarse”.
No en forma gratuita, desde ya, pero hablamos de un escenario futuro posible en el que -otra vez- solo ciertos grupos específicos tengan la cobertura estatal o provincial plena. “Le pusimos un precio accesible: 23.000 pesos. Estamos gestionando acuerdos con obras sociales y prepagas para que den reintegros. Algunas ya lo están haciendo”, precisó Gómez.
Aunque la Arvac ya está en las farmacias, hay trabajo por hacer, contó Cassataro. Precisó tres aspectos clave.
El futuro del Covid y la vacuna Arvac
La científica recordó que la vacuna solo está autorizada para mayores de 18 años. Les toca armar el ensayo para la población de chicos y adolescentes. La tarea no es menor, ya que implicará, en los más chiquitos, estudiar la Arvac como esquema de vacunación primario.
En segundo lugar está la cuestión de la vigilancia epidemiológica, lo que demanda estar al día en materia de nuevas variantes acá y en el mundo. Si bien la Arvac es bivalente (está montada con Gamma y Ómicron, pero también protege contra XBB y JN.1), a medida que pase el tiempo habrá que chequear que siga cubriendo contra la enfermedad grave por Covid, más allá de las mutaciones.
Por cierto, la protección que ofrece como refuerzo o booster llega al 90% (nada que envidiarle a las ARNm…), lo que significa que 9 de cada 10 participantes del estudio en mayores de 18 años levantaron suficientes anticuerpos neutralizantes como para zafar de la enfermedad severa por Covid.
La tercera cuenta pendiente es que -compartió Cassataro- “está arrancando la fase 4”, o etapa de farmacovigilancia. Esa instancia larga e importantísima en que los desarrolladores de cierto fármaco controlan la eficacia y efectos adversos “en la calle”. O sea, la repercusión de la medicación en la vida real.
Mujer fuerte y desafiante, a Cassataro no le preocupa: “Esta es una ventaja que antes no veía, pero ahora sí: a diferencia de otras vacunas, con la Arvac muy poca gente tuvo fiebre. Apenas dolor en el brazo. Creo que es importante porque, aunque todas las vacunas contra el Covid son seguras, mucha gente en este contexto post pandémico tiene menos miedo al virus y elige no vacunarse para evitar los efectos adversos”.
Sin embargo, “el virus circula por nosotros y se replica. Los mayores de 60 años, en especial, deberían recibir una dosis de refuerzo por año”, apuntó.
Eso mismo recomendó la CoNaIn hace un par de semanas: una dosis anual para la población general y una cada seis meses para quienes tienen algún grado de inmunosupresión.
La estrategia de las vacunas made in Argentina
Gómez evaluó que “contar con la fabricación de una vacuna que de punta a punta se hizo acá, es central, en términos estratégicos”.
“Argentina tiene una tradición muy buena en ciencias biológicas, área que tiene tres Premio Nobel: (Bernardo) Houssay, (Luis Federico) Leloir y (César) Milstein. Tenemos muy buenos investigadores del Conicet y muy buenos médicos. El paso que sería interesante que el país diera es hacer productos innovadores que puedan, además, llegar al mundo”, se esperanzó.
Clarín le preguntó por la radiografía actual del sistema científico y las denuncias de un intento de vaciamiento del sector, a manos del Gobierno actual. Gómez, que hace décadas tuvo su momento de actividad académica dentro del Conicet, se mostró optimista: “Mi visión personal es que el Gobierno todavía está dando los primeros pasos. Quisiera esperar otros pasos concretos, ver los hechos. Intento tener una visión una positiva, esperando que se prioricen los temas de importancia estratégica”.
Cassataro intentó rumbear hacia el mismo lugar, pero con matices: “La alegría que tengo hoy es muy grande. Hace poco nos vacunamos nosotros y fue muy emocionante. Lo que me hubiera gustado o lo que me gustaría es que se pudiera seguir avanzando con toda la gente de la red valiosa que ya tenemos armada. Sin embargo, en diciembre hicimos una reunión con expertos de otras áreas estatales para pensar una vacuna contra la gripe aviar y no pudimos continuar porque no hay fondos”.
“Con fondos podríamos trabajar. Hay gente muy formada en el Conicet y se pueden armar prototipos para futuras pandemias y futuros virus”, señaló la experta, y agregó: “Tengo la seguridad de que con financiamiento, con el financiamiento correcto, nosotros tenemos todo lo necesario -los equipos, los recursos humanos formados y todas las instalaciones listas- para trabajar en distintos proyectos de vacunas. Eso me encantaría”. /Clarin